El sistema educativo en Chile, es como un gigante fatigado al que con distintas recetas se quiere poner de pie. A pesar de los esfuerzos se le doblan las rodillas sin poder alzarse.
Los planes y programas de estudio son pautas acerca de cómo dosificar hasta la exasperación unos contenidos que bien podrían tratarse en mucho menos tiempo. Una crítica fundamental al proceso educativo se refiere a esta dimensión temporal, ahora que en Chile se habla de jornada escolar completa, lo que significa más horas en los establecimientos educacionales, más horas bajo casi siempre rígidas directrices ¿y para qué?. En este punto planteo mi discrepancia.
Cualquier vida escolar conlleva muchas anécdotas, es la manera de compensar con humor, las largas horas de encierro y sin sentido. Si nos fijamos en nuestros recuerdos, sólo podemos dar cuenta de unas pocas imágenes destacadas dentro de una trama gris y de una especie de uniformado sopor interminable.Menos mal que toda generación que se precie tiene sus protestas y revueltas estudiantiles, que son uno de los momentos lúcidos del proceso. Se aprende más en esos días que durante la rutina escolar.
Continuará