Por Patricio Bañados
..“El gobierno me roba a mí”. Eso se alcanzó a escuchar fugazmente a un muchacho esposado y tendido boca abajo sobre el pavimento, por ladrón, en una de las tantas noticias sobre delitos que nos presenta noche a noche la televisión.
Me trajo a la memoria un documental sobre la Revolución de los Pingüinos – jamás mostrado en televisión, por supuesto – que pude ver en exhibición privada hace algunos años. En una de sus secuencias la cámara entra con dos estudiantes a la casa de un conocido senador de la Concertación que los ha invitado para tratar el tema. Al entrar al living y ver la decoración, mobiliario, lámparas y tapices, uno le dice al otro en voz apenas audible: “Aquí están nuestros impuestos”.
La clase política, sorda, ciega, y por desgracia no también muda, no logra entender lo que está pasando. Sigue sacando ridículos cálculos electorales que sólo a ella interesan o tratando de sumarse a última hora a movimientos que no fue capaz de iniciar ni anticipar. No logra entender que detrás del descontento que revienta un día por la educación, otro por la ecología, otro por el cobre, se encuentra básicamente la rebelión contra un sistema impuesto a culatazos y que transformó las necesidades básicas de la población en rentables negocios para una clase privilegiada.
http://www.elmostrador.cl/opinion/2011/07/07/se-acaba-la-fiesta/
..“El gobierno me roba a mí”. Eso se alcanzó a escuchar fugazmente a un muchacho esposado y tendido boca abajo sobre el pavimento, por ladrón, en una de las tantas noticias sobre delitos que nos presenta noche a noche la televisión.
Me trajo a la memoria un documental sobre la Revolución de los Pingüinos – jamás mostrado en televisión, por supuesto – que pude ver en exhibición privada hace algunos años. En una de sus secuencias la cámara entra con dos estudiantes a la casa de un conocido senador de la Concertación que los ha invitado para tratar el tema. Al entrar al living y ver la decoración, mobiliario, lámparas y tapices, uno le dice al otro en voz apenas audible: “Aquí están nuestros impuestos”.
La clase política, sorda, ciega, y por desgracia no también muda, no logra entender lo que está pasando. Sigue sacando ridículos cálculos electorales que sólo a ella interesan o tratando de sumarse a última hora a movimientos que no fue capaz de iniciar ni anticipar. No logra entender que detrás del descontento que revienta un día por la educación, otro por la ecología, otro por el cobre, se encuentra básicamente la rebelión contra un sistema impuesto a culatazos y que transformó las necesidades básicas de la población en rentables negocios para una clase privilegiada.
http://www.elmostrador.cl/opinion/2011/07/07/se-acaba-la-fiesta/