Claudio Barrientos
Camila y las Manifestaciones Sociales
Las declaraciones que hace el gobierno y muchos sesudos analistas partidarios del régimen sobre la presencia de Camila Vallejo en diversas movilizaciones sociales son febles, cuando no mal intencionadas. “¿Qué tiene que hacer una dirigente como ella en medio de demandas locales o regionalistas, si precisamente los sectores que han echado a andar la protesta y la mayoría de la población rechaza a los políticos?” La pregunta es de una ingenuidad abismante si se la creen quienes la formulan o de un cinismo a toda prueba si quien la emite pretende no saber o desconocer lo que se juega en este surgimiento de malestar colectivo que se expresa en cada manifestación de descontento.
Las declaraciones que hace el gobierno y muchos sesudos analistas partidarios del régimen sobre la presencia de Camila Vallejo en diversas movilizaciones sociales son febles, cuando no mal intencionadas. “¿Qué tiene que hacer una dirigente como ella en medio de demandas locales o regionalistas, si precisamente los sectores que han echado a andar la protesta y la mayoría de la población rechaza a los políticos?” La pregunta es de una ingenuidad abismante si se la creen quienes la formulan o de un cinismo a toda prueba si quien la emite pretende no saber o desconocer lo que se juega en este surgimiento de malestar colectivo que se expresa en cada manifestación de descontento.
Lo diré de manera simple: la mayoría de las personas se da cuenta que lo que se necesita para modificar el actual estado de cosas no son unos pesos más por aquí o por allá; poner uno que otro colector de aguas lluvias, levantar un puente o declarar zona franca a un determinado territorio. Se necesitan cambios que engloben un quehacer más vasto y que en la actualidad impiden que ese puente, ese colector de aguas lluvias o ese subsidio llegue de manera más directa y efectiva a los ciudadanos que lo necesitan. Se requiere más descentralización y poder en las regiones. Se necesita más democracia en la base y mayor representatividad. Se requiere cambiar el sistema electoral binominal por uno proporcional porque a estas alturas es vergonzoso que sólo 2 bloques puedan representar a la diversidad completa de las ideas políticas de una sociedad como la chilena. Se requiere que el estado tenga un rol más protagónico y no sólo subsidiario o que aporte señales al mundo privado dentro de la economía. Si la constitución impide que éste asuma labores empresariales, la constitución debe cambiar. Se necesitan consultas y plebiscitos vinculantes para decidir por diversas materias, entre otras la despenalización del aborto o el uso de la energía nuclear. Se necesita tal vez un régimen semi-presidencial. Se necesita un transporte público de calidad y subsidiado y una educación con las mismas características. Y si todo eso hay que financiarlo adecuadamente, se requiere un cambio profundo en la estructura impositiva del país.
¿Alguien podría pensar que todo ello no conlleva un contenido político o de valores? ¿Una visón de mundo finalmente? Mueve a risa recordar los argumentos ideologizados de la derecha neoliberal cuando en Chile se creó, por ejemplo, el Sernac. “Son medidas de corte socialista”dijeron. Y agregaron “La única forma de velar por el interés de los consumidores es alentar la libre competencia”. Sin embargo hoy el Sernac está convertido en una de sus principales banderas de lucha, haciendo “lo que no se hizo en veinte años” como les gusta decir. Por eso está Camila Vallejos ahí, independiente de su militancia. Por eso deben estar otros de mirada diversa también. Por eso los estudiantes no sólo se deben preocupar de estudiar, los trabajadores de producir o los actores sólo de actuar. Eso se parece mucho a lo que nos decían en dictadura y que provenía de los mismos que hoy cuestionan el rol de Camila Vallejo. También hay algunos afines a sus posturas que le critican su “excesiva exposición mediática” ¿Y qué quieren? ¿Qué se mueva sólo por canales alternativos mientras sus detractores utilizan todos los medios posibles? Ojo con la asepsia de las demandas, las comunicaciones, las ideas y las acciones. Allí se anida la voluntad de los que no quieren mayores cambios. Fin al purismo clerical de uno y otro bando. Nuestra vida es múltiple y vivimos en un mundo múltiple, así que todos opinarán de todo, por todos los medios posibles y en cada circunstancia que lo amerite. Lo que está en juego no es un buen o mal gobierno más. Lo que se juega es el giro en una tendencia histórica y una renovación de la forma de hacer política. Al respecto, suscribo totalmente las declaraciones del dirigente de Aysén Ivan Fuentes hechas al semanario “The Clinic”: “lo que hacemos es para mejorar la calidad de la política; para que la gente vuelva a creer en ella”.