jueves, 27 de septiembre de 2012

El Metro Color Gris Ratón












Por Claudio Barrientos



Me toca transitar en metro por varias de las estaciones de la Línea 1 que comenzaron a ser remozadas a partir del terremoto del 2010 y compruebo que el color característico que les daba identidad en el pasado ha desaparecido, siendo reemplazado por pintura o cerámica en tonos grises o beige.  Algo del antiguo estilo permanece con las “caluguitas” de colores dispuestas en franjas horizontales a lo largo de los muros, pero su efecto se pierde totalmente en la grisura y el descoloramiento general. Ha sido un paso atrás evidente en un espacio urbano que aportaba dinamismo a un paisaje cerrado gracias a las combinaciones cromáticas, los contrastes, las texturas y las formas.
¿En qué habrán estado pensando los genios decoradores que presentaron semejante proyecto? ¿Y que podríamos decir del jurado que los seleccionó? ¿Porqué se suprimieron los verde-azules de Estación Alcántara y quedó un “gris ratón” (aunque brillante) prácticamente igual al de estación El Golf?; ¿Por qué hicieron desaparecer los café, azul y blanco de Los Leones? ¿Acaso es más llamativo el gris ramplón y parejo que ahora tiene la estación Manuel Montt que las atrevidas combinaciones de placas en rojas, azules, blancas y naranja  que aportaba el antiguo decorado? Escuela Militar no era un arco iris precisamente, pero había cierto dinamismo entre el color crema de sus murallas combinándose con franjas metálicas aceradas y negras; ahora va también por las mismas.
No hace falta ser muy listo para darse cuenta que tal vez los promotores de esta idea pretendan aportarle color y luz a las estaciones a través del  avisaje publicitario. Una mala solución que al parecer pretende, al igual que en otros ámbitos, dejarle al mercado llenar el vacío de inventiva y de audacia que muestran algunos “talentos creativos”.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

viernes, 7 de septiembre de 2012

Entrevista a George Soros



Soy pesimista con el futuro del euro

Es uno de los hombres más ricos del mundo y, tras su pasado como especulador, uno de los filántropos y pensadores económicos más conocidos y sorprendentes. Nos recibe en su casa en la costa este de EE UU para hablar de cómo ve la salida de Europa a la crisis.
“Buenos días, soy el mayordomo del señor Soros. Síganme, por favor”. Un amable ayudante, que hace tiempo que cumplió los 60, nos da la bienvenida a la casa donde George Soros (Budapest, Hungría, 1930) pasa estos días de principios de julio. Hace calor y se percibe la proximidad del mar en la brisa salada que de vez en cuando refresca el ambiente..."