Por Claudio Barrientos F.
Cualquier observador medianamente lúcido, podrá reparar que en las actuales movilizaciones y manifestaciones de descontento que atraviesan Chile y otras latitudes, pareciera haber una crisis sistémica que va más allá de los conflictos puntuales o evidentes que se escuchan en el discurso o en el grito callejero; como si la marcha, el paro y la denuncia sólo fueran la punta de un iceberg bastante más grande y complejo que lo que se percibe por su cara visible e inmediata.
Hay que hacer otras lecturas para poder comprender el fenómeno y darle algún cauce que nos permita comprender la tendencia que se mueve en el fondo, y desde allí esbozar escenarios futuros, posibles y realizables. Seguramente un buen número de políticos y no pocos líderes sociales, ya quisieran dar con la clave que les permitiese montar la ola del cambio que flota en el ambiente y que no parece ser sólo un episodio más de reivindicación social.
Me atrevería a decir que lo que está emergiendo es una mirada y una forma de actuar que cuestiona el paradigma que se ha instalado desde hace varias décadas respecto a cómo se desarrolla el progreso social e individual. De todos modos, en el actual escenario, donde se confrontan intereses, visiones y unas siempre desiguales cuotas de poder, existen no pocos movimientos tácticos que pueden llevar las cosas, después de innumerables volteretas, a un avance más modesto que espectacular o peor aún, al mismo lugar en que todo se inició, desperdiciándose una posibilidad de avance que en algún momento pareció estar al alcance de la mano.
Extracto del artículo.