miércoles, 17 de agosto de 2011

"Primavera de Praga"











Por Claudio Barrientos F.


En cuanto al conflicto estudiantil...está de difícil pronóstico. Está claro que los chicos no quieren ni 21, ni 50 medidas, sino cambios de fondo en el modelo y las bases que lo sustentan, pero ¿será un gobierno de derecha el que dirá "sí, de ahora en adelante el eje de la educación será el sistema público y no habrá más lucro"); lo veo difícil, por no decir imposible.


El congreso se metió a ofrecer la posibilidad de negociar directamente con ellos un proyecto de reforma, pero en un sistema presidencialista como el chileno, la iniciativa la tiene el gobierno y en particular el presidente de la república, así es que los cabros tiene razón al decir que es el gobierno el que tiene que ofrecer algo más sustantivo y pronunciarse.

Por otra parte, el movimiento estudiantil ya tiene experiencia de anteriores demandas que terminaron en un proyecto de ley "consensuado" entre las diferentes fuerzas polóticas, pero que no cambió nada de fondo (gobierno de M. Bachelet, todos tomados de la mano). ¿Qué camino queda entonces? ¿Convertirse ellos en alternativa política para una transformación social, entrando en la batalla por conquistar el gobierno y el parlamento y desde allí impulsar los cambios? No está claro que quieran eso, para nada; pero si lo quisieran, tal vez se encontrarían con que hay allí otras fuerzas políticas ya instaladas y habría que "negociar" con ellas para alcanzar acuerdos intermedios (el clásico cuento de que otra cosa es con guitarra).


Lo del plebiscito parece una alternativa de salida a la crisis, pero habría que ver cuidadosamente qué efectos tiene; qué se pregunta y cómo y si solo el tema educacional entra en la discusión (¿porqué no un cambio a la constitución i la posibildad de armar una asamblea constituyente que redacte una nueva carta fundamental?). Todo parece posible y muy difícil a la vez. Es nuestra "Primavera de Praga" con el peligro que todo se manipule, se distorsione o se aplaste, según como ha ocurrido tantas veces en la historia.


Celebro la seriedad de los chicos dirigentes, en especial de Camila Vallejo, que con su hermosura y su estampa juvenil, se cuida de sonreir demasiado y se mantiene seria y hablando sólo de lo que ella quiere, porque hasta eso podrían aprovechar los medios y la desinformación, para explotarle su lado "minita" y convertirla en superstar y de paso, alejarla de lo que es el tema central de este movimiento. Veamos como sigue este cuento que de pronto ya nos ha sacado a la calle un par de veces a marchar y "cacerolear".