La campaña, llamada La Hora del Planeta, pretendía animar a los ciudadanos a hacer un uso más responsable de la energía, pero obtuvo también un inusitado respaldo político y empresarial. Las autoridades de 4.000 ciudades y algunas de las mayores compañías mundiales se sumaron al apagón global. Pocos administradores públicos quisieron estar fuera de un gesto inocuo y muy rentable a nivel de imagen.
Chile
Los ciudadanos que paseaban por el centro de Santiago, ajenos a la campaña de WWF, se llevaron un tremendo susto. A las 20.30 vieron apagarse los focos que iluminan la Catedral Metropolitana, el Palacio de la Moneda y la Torre ENTEL, una de las construcciones más altas de la capital chilena.
Donde el llamamiento caló más hondo no fue en Santiago, donde la gente está más expuesta a los medios de difusión, sino en las provincias. En la sureña Valdivia, casi la cuarta parte de la población anticipó que apagaría las luces. La oposición en el sur a diversos proyectos de generación eléctrica con fuerte impacto en el territorio hace que la población sea más sensible a los asuntos energéticos. / RAMY WURGAFT / Santiago de Chile
Los ciudadanos que paseaban por el centro de Santiago, ajenos a la campaña de WWF, se llevaron un tremendo susto. A las 20.30 vieron apagarse los focos que iluminan la Catedral Metropolitana, el Palacio de la Moneda y la Torre ENTEL, una de las construcciones más altas de la capital chilena.
Donde el llamamiento caló más hondo no fue en Santiago, donde la gente está más expuesta a los medios de difusión, sino en las provincias. En la sureña Valdivia, casi la cuarta parte de la población anticipó que apagaría las luces. La oposición en el sur a diversos proyectos de generación eléctrica con fuerte impacto en el territorio hace que la población sea más sensible a los asuntos energéticos. / RAMY WURGAFT / Santiago de Chile
Periódico EL Mundo, España.